Patrimonio textil, del plagio a la proyección

El imparcial

El caso de la blusa de Tlahuitoltepec y su viralización, así como las implicaciones para la comunidad, son analizados por la investigadora María del Carmen Castillo.

58533825a20541a117ffb3c9“Twitteo, retwitteo, luego existo”, “Posteo, likeo, luego existo”, “todo cabe en 140 caracteres, sabiéndolo acomodar”, “todos son líderes de opinión”, son las frases con que la antropóloga María del Carmen Castillo resume el caso del plagio de la blusa de Santa María Tlahuitoltepec y su relación con las redes sociales que ayudaron a viralizar éste y otros casos de robo.

Castillo, quien durante años se ha dedicado a realizar estudios antropológicos en esa comunidad de la Sierra Mixe de Oaxaca, retoma el caso para abordar el patrimonio textil en tiempos de plagio.

A través de una investigación, aborda no sólo el desarrollo del caso, sino el vacío legal que impera en torno a la protección de tal patrimonio y las implicaciones que tendría la comunidad en caso de que la prenda fuera incluida en las listas de patrimonio.

Retomando al antropólogo Salomón Nahmad, quien señala que Oaxaca es un centro de atracción turística al que hay que valorar, la doctora María del Carmen Castillo refiere que además de ello el estado es —desgraciadamente— un centro de atracción y robo de muchas ideas y cosas de los pueblos.

Tal es el caso de la blusa de Tlahuitoltepec, cuyo diseño fuera plagiado por Isabel Marant, diseñadora francesa, y que fuera dado a conocer por la cantante oaxaqueña Susana Harp (que en una visita a tiendas de Estados Unidos se encontró con la prenda y denunció el robo a través de Twitter).

Esta problemática fue la que orilló a Castillo a indagar y analizar el patrimonio textil en tiempos en que los plagios están a la orden del día, pero de los que también se conoce gracias la viralización de la información a través de internet, especialmente por las redes sociales.

Castillo fue una de las participantes del primer Encuentro Internacional sobre Patrimonio Cultural de Oaxaca y respecto a esta investigación del plagio refiere que su acercamiento al caso de Tlahuitoltepec es gracias a un trabajo de campo que ha realizado durante nueve años y por el que ha estado en constante contacto con la comunidad.

5853383fa20541ae17ffb3ad“Eso me ha permitido un acercamiento etnográfico con la comunidad de Tlahuitoltepec y cuando se suscitó este caso, era también como parte de mi obligación antropológica involucrarme en él y después porque me fueron pedidas otras cosas”, explica.

Efecto bola de nieve

A partir del caso de la blusa de Tlahuitoltepec, María del Carmen detecta un fenómeno al que llama bola de nieve, en tanto que la denuncia del plagio de la prenda por parte de la diseñadora Isabel Marant propició que la problemática tomara otras dimensiones en redes sociales y eso orillara a la comunidad a fijar una postura, además de revisar y percatarse de que no es un caso aislado, pero del que tampoco existen instrumentos legales que protejan el patrimonio de las comunidades, en este caso el textil.

“Twitteo, retwitteo, luego existo”, “Posteo, likeo, luego existo”, “todo cabe en 140 caracteres, sabiéndolo acomodar”, “todos son líderes de opinión”, son las frases con que la investigadora trata de definir el caso y el papel de los internautas ante casos como el de la blusa y otros que se suscitaron después.

“Parece ser que a partir de que existen estas redes sociales, este contacto y esta inmediatez de información, toda la gente está condenando y además toda la gente quiere participar y opinar sin que necesariamente se conozca el trasfondo de las cosas”, comenta.

Aunado a ello, casos posteriores también fueron viralizados e incluso se realizaron peticiones en la plataforma Change.org en las que se condenaban los hechos en cada caso y los internautas mostraban su solidaridad con las comunidades afectadas.

Nueva colonización

Con su investigación, la antropóloga agrega que durante el desarrollo del conflicto y la información difundida (que en momentos llegaba a falsear y desinformar), existe también una postura en que la que pareciera ser obligación políticamente correcta o moral de defender a los pueblos, como si ellos de pronto no pudieran hacerlo por sí mismos.

Asimismo, que ante la falta de instrumentos legales que protejan el patrimonio hay entes que comienzan a apropiarse de lo que es de los pueblos, a través de instrumentos legales, llevando así a una nueva colonización, como refiere el investigador Francisco López Bárcenas:

“El signo de la nueva colonización es el despojo y para lograrlo, el Estado y las empresas privadas cuentan con instrumentos legales y políticos que les proporcionan las leyes e instituciones que ellos mismos han diseñado”.

Y es que luego del revuelo de la noticia, se esperaba que la comunidad actuara conforma a lo que dicta la cultura occidental.

En este caso, agrega la investigadora, la comunidad no iba a actuar demandando, “si esa no es su forma de gobernarse, no son sus formas de conducirse”.

Pero frente a las dimensiones del problema, las autoridades municipales y agrarias de Tlahuitoltepec convocaron a una conferencia en el Museo Textil de Oaxaca, donde dieron a conocer su pronunciamiento respecto al plagio de la blusa, añade la investigadora.

El dictamen

58533821a205419717ffb3afLuego de analizar las vías para actuar, la antropóloga recuerda que la comunidad le solicitó su ayuda para realizar un dictamen antropológico que se entregaría al Instituto Nacional de Antropología e Historia, y en el que se decía y sustentaba que la blusa de Tlahuitoltepec es efectivamente de Tlahuitoltepec.

Tal documento se basó en el pronunciamiento de las autoridades de la comunidad, y fue la vía más idónea ante la falta de leyes de protección al patrimonio textil, además de que se consideró inviable incluir la prenda en las listas de patrimonio cultural, pues se corría el riesgo de “encarcelarla y limitarla a las intenciones que pueda haber posteriormente”.

Es decir, que ello limitaría las modificaciones al diseño y uso de la prenda.

Del plagio a la proyección

El caso de la blusa, explica la investigadora, llevó a diversos análisis, pero también a que ahora la prenda se cotice a un precio mayor, además de que los diseños se asemejan a las prendas de la colección de Isabel Marant.

“Si vas a Tlahuitoltepec ahora, hay un montón de blusas que se están vendiendo, el precio subió, en lugar de costar 300 pesos ahora cuestan 480; la última vez que fui había hasta dos boutiques. La cosa que están haciendo ahora es que están reproduciendo las creaciones de Marant; la túnica que antes no se hacía, ahora ya se hace, lo mismo con la falda. También es interesante ver estas respuestas locales y estrategias que se crearon a partir de este fenómeno”.

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